Juntos damos esperanza a las ollas comunes
La pandemia del COVID-19, no solo ha afectado la salud de las personas, sino que, también, ha impactado negativamente en la economía de miles de familias.
El aislamiento social obligatorio, la paralización de empresas y negocios, tuvo como efecto el incremento del desempleo, la disminución de ingresos y, en general, el aumento de la pobreza en el país. En este marco, se reactivaron y multiplicaron las ollas comunes como iniciativas vecinales para combatir la escasez y falta de alimentos de la población, especialmente de aquellos que se encuentran en mayor situación de pobreza y vulnerabilidad.
Sin embargo, la Guerra entre Ucrania y Rusia ha desatado el aumento de precio de los combustibles, lo que se traduce en el alza de precios de los alimentos. Este contexto ha golpeado la sostenibilidad de las ollas comunes, pues el precio simbólico de la comida brindada por las ollas comunes a los vecinos de dichas comunidades no permite cubrir los costos de los alimentos necesarios para volver a cocinar la misma cantidad de alimentos cada semana.
Nuestra iniciativa busca dar un impulso para la sostenibilidad de 5 ollas comunes de los asentamientos humanos de San Juan de Lurigancho, a través del monto recaudado, brindando víveres a las ollas comunes durante tres entregas semanales para fomentar la producción de almuerzos y crear una brecha para que las ollas comunes puedan autogestionarse con la recaudación de dicho periodo. Asimismo, busca promover la organización vecinal para afrontar la coyuntura actual y fortalecer las capacidades de gestión en ollas comunes de los dirigentes (en valores como nutrición, salubridad, organización y administración), con el norte de lograr la autosostenibilidad de estas iniciativas alimentarias de respuesta rápida
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